Rédes que manejo-

viernes, 31 de enero de 2014

Carta de Respuesta a Hada Medina.


Estimado Hada Medina:

Me emocioné muchísimo al leer tu comentario, me siento agradecido por que aún me tengas en tu consideración, ¿Hace cuántos años no te leía? ¿Hace cuántos años dejamos que el silencio nos ahogará? y hablo  de años porque lo he sentido eternos, uno no puede poner el reloj a la eternidad, ni sonidos al silencio, ni la tinta a la pluma, pero si ponerle el recuerdo, esa sensación de coito cuando terminas un hermoso poema, esa excitación cuando imaginas la fornicación a tus musas, a esos mancebos que deambulan entre la perversidad de las letras, escondidos esperando a que uno se excite con la escritura para poder continuar. Deje de escribir un gran tiempo, porque mi ocupación se fue a la pintura, otra de mis obsesión que más bien te diría que  soy mas pintor que poeta, pero sigue siendo lo mismo, uno no puede ser poeta-poeta, bueno al menos no yo, unos si lo han echo como Pessoa,  Rimbaud, que se han dejado seducir por sus musas, que se convirtieron en adicción y que murieron con su poesía, eso es más un acto de sacrificio, irse en lo más hondo de su penumbra conciencia para que su poesía viva. Morir es un tema que estos años estuve en contacto, esa relación metafísica y a la vez  corpórea me hizo que regresara a la escritura, la última vez que escribí un poema, me prometí ya no volverlo hacer, y fue un error sentí que algo había muerto y que encontraba otra vez ese vacío,  regreso a la escritura a sentir que aun tengo la capacidad de vivir entre líneas. ¿Para qué pinta un pintor, si no es para transformase a si mismo?,  ¿Para que escribe un escritor, si no es para encontrarse de si mimo? Y no de encontrar del acto buscar, si no de asombrarse del encuentro infinito y finito del mismo ser.   Las musas, esa inspiración que constantemente fluctúa en mi pensamiento, no son mas que deseos inacabados, o quimeras que de repente en un desfriado aparecen, antes tenia la facilidad de encontrar al efebo, porque la sensualidad del cuerpo me consumía, y hacia todo lo que pudiera hacer con ellos, tuve grandiosas experiencias y grandiosas obras, ahora todo se consumió en un molestar, uno cambia con los años, y la historia que uno carga pesa más, me ahogué de tanta carne que pude tocar, me fastidié del olor a sexo que se impregnaba cada vez que amanecía con el alba y con algún desconocido, que ya no era tan desconocido, se volvían en esos molestos bultos que solo succionan el aura, una noche ya no sentía esa satisfacción de enredarme entre las piernas con alguno de ellos, ya no era ese éxtasis cuando sentía su salvia entre mi espalda, que me hacia sentir que tenía el mundo entre mis piernas, ya no sentía nada, ya no había nada, y la nada se volvió en una totalidad, yo era un vacio, un silencio, me refugie en mi pintura porque no quería saber de todo lo que escribía, me dedica a buscar mi propia estética, de esa belleza metafísica que dejaba, ¡me volví tan vanidoso! Que ya no podía encontrar algo más de las personas, me odie y lo deje todo. Uno debe de alejarse de todo porque verlo desde una lejanía, vemos otra perspectiva de nuestros infiernos, quizá es vuelva, como tantas veces que lo he dicho, solo que hoy hay una diferencia, en mis dedos tengo una sensación de vivir y una voz que quiere gritar.

Siempre tuyo.
Dídac MMC.



1 comentario:

Ada Medina. dijo...

GRACIAS.
Nadie como tu para expresarse de esa forma tan cadenciosa,tan elocuente,tan sublime y tan libidinosa.Aunque me sonrojas me engrandeces y aprendo tanto que me quedo sin palabras.
Nos leemos.

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