Rédes que manejo-

sábado, 14 de enero de 2012

Una historia entre los dos


Recuerdo la primera vez que cogía una pluma y sentía un cosquilleo por escribir poesía, no tenia ni la remota idea de cómo empezar ni que decir, era todo contra todo, entonces enmudecía lentamente, me hacia del silencio, del silencio mismo, y una estrella a lo lejos se apagaba. Alguien decía muy estupidamente que la poesía debe ser echa por todos, ¿Por qué y si uno no quiere?. ¿De que escribía?, ¿A quién le iba a decir estas palabras?. De amor muy vulgarmente, porque aquel entonces estaba enamorado. El tiempo y sus ojos al decirle que le iba escribir un poema, dejaron de mirarme y ya no supe como demostrarle mi afecto. Cuando iba a dormir, rechazaba las sonrisas, el beso y la palabra, me envolvía el silencio, un manto de tristeza. Un tiempo que se acababa.Me negué al beso, la ternura, la caricia, que me quería dar para que yo me “inspirara”
¿Que temores hacías tuyos? ¿Por qué aquella distancia? En el amor no caben tantas hojas en blanco. Es que no tenía nada que escribir en mi primer poema. Tuve que investigar
¿Qué era poesía? En un viaje en el metro escuchaba un señor erudito hablar de esto, decía que los griegos le decían “poyesis” a la poesía y “tekne” a la técnica, de estos dos términos surgieron poesía y técnica, para los griegos decía el anciano, no había diferencia entre tekne y poyesis, en el sentido que las dos tareas son hacer venir algo y hacerlo presente, citaba el anciano autores que solo los eruditos entienden y que uno de ellos hizo una interpretación y decía que la tekne apunta al ente, aun ente material, pero la poyesis a punta al ser, esto podría ser una interpretación. Aquella noche cuando me decidí escribir algo, bebí la ultima copa de hiel y de cansancio con él. Nunca como antes escribí. La poesía es todo y nada al mismo tiempo, nada porque es aliento, son palabras pero uno no se da cuenta hasta que se mete a ese mundo de las palabras, hasta que empieza a reflexionar de ellas, en la tremenda significación de ellas y que al mismo tiempo no son nada. Al refugio que fui, como el fuego del papel, se apagó y me hería. Que tremendo es esto de escribir, que responsabilidad más grande estaba asumiendo pero era cosa que ya había empezado. Me volví a quedar solo por calles inciertas, por estaciones sucias, de navajas heladas, de humo, trenes, miedo, me decía si voy a escribir algo, eso tiene que ser algo que yo sienta, y el miedo me hace sentir tantas cosas. Había que destruir y apurar los residuos de un amor ya desecho de aquella noche. Encerrarme en la guarida, como un animal herido, que aúlla, se lame el mal, y con aflicción espera la luz del nuevo día. Tuve que tomar coraje, aquella noche me abandonaron los dioses, me abandono aquél, y supe que desde un principio sin necesidad de la pluma, desde el primer beso que le di estaba escribiendo el primer poema de mi vida en sus labios que se iban sin saber que cargaban una historia entre los dos…


Fotografía; La creación, óleo sobre lienzo, de Dídac

2 comentarios:

Mayte dijo...

Genial...sentido y sin residuos. Bello.

Besotes!

Ada Medina. dijo...

Debio ser el mejor poema de todos,el unico que solo tu podrias escribir,uno que al estar bañado en esas tan espesas y extraordinarias mieles que tan emocionadamente has descrito,no podria sino ser una magnifica obra.

¿Aun lo conservas?
¿Podrias compartirlo?

Sigo tus letras.

Hades.

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