Han pasado 11 años desde que publiqué mi último post en este blog. ¿Por dónde empiezo? Han sucedido tantas cosas. Mi madre falleció y me dediqué a cuidarla; pasé los últimos dos años de su vida a su lado las 24 horas. Durante ese tiempo dejé de hacer muchas cosas, pero también redescubrí actividades como la ilustración y la fotografía. En el mismo año de su muerte, perdí a un amigo apasionado por el arte, quien me apoyaba comprando mis obras mientras yo le devolvía el favor. Fue un año tumultuoso: mire la depresión desde mi quehacer artístico y descuidé mi salud.
Después, llegó la pandemia, trayendo incertidumbre y caos. Afortunadamente, en mi entorno familiar no hubo grandes pérdidas, aunque tuve noticias de conocidos afectados. Continué creando, participando en exposiciones y tomando cursos, pero pasé más de un año sin salir de casa debido a mi enfermedad genética, la psoriasis, que complicó mi tratamiento cuando los medicamentos dejaron de surtirse. Aunque ya han pasado cinco años, aún siento reminiscencias de ese periodo como si fuera ayer.
Mi padre me construyó un pequeño estudio que llamo "mi cubo de cristal" porque está hecho de vidrio. Tiene la ventaja de contar con buena luz, a diferencia de mi antiguo departamento, aunque el calor puede ser abrumador. Me rodeé de bugambilias de colores y algunas plantas; ese es mi refugio. Pero, ¿por qué regreso? He sido censurado.
La censura no sabe de arte, es inculta… parte 2:
Durante estos años, he sido testigo del resurgimiento de varias redes sociales, las cuales han sido fundamentales para mi trabajo, ya que en ellas he publicado mi obra y he recibido propuestas para exponer. Mi labor se ha centrado en la interpretación del cuerpo masculino desde una perspectiva homoerótica y sexual, (porno)gráfica. Aunque esta temática es en sí misma polémica, considero que mi obra no cruza la línea hacia lo prohibido o lo morboso. En los últimos años, me han eliminado cuatro cuentas en Instagram, una en Facebook, he recibido advertencias de contenido en Tumblr y en TikTok, por mostrar un simple boceto de desnudo, me han advertido sobre la posible eliminación de mi cuenta. No entiendo cómo una obra de arte puede ser considerada un tema prohibido en estos tiempos; incluso obras clásicas de maestros importantes no pueden publicarse, ya que los algoritmos de estas redes sociales simplemente las banean.
La eliminación de contenido no solo afecta a la visibilidad y el alcance del trabajo de muchos artistas, sino que también plantea un dilema sobre la libertad de expresión. Cuando se eliminan dibujos o ilustraciones que exploran la sexualidad de manera creativa, se envía un mensaje de que estas temáticas son inaceptables o vergonzosas. Esto puede crear un clima de autocensura entre los artistas, quienes, temerosos de perder su plataforma de promoción, podrían optar por no explorar ciertas ideas en su trabajo, limitando así la diversidad y la riqueza del arte contemporáneo.
El impacto para los artistas es doble. Por un lado, nos vemos privados de una herramienta fundamental para mostrar la obra y conectar con la audiencia. Por otro lado, esta censura también afecta a los ingresos, ya que muchas de estas plataformas se utilizan como un medio para comercializar el arte, vender obras o aceptar comisiones. La dificultad para promocionar obras que abordan temas sexualmente explícitos, pero que pueden ser valiosos desde una perspectiva artística, limita el desarrollo profesional de muchos creadores. En este contexto, se vuelve urgente buscar espacios alternativos y fomentar una discusión más abierta sobre la relación entre el arte, la sexualidad y las plataformas digitales.
Por lo tanto debe de comenzar de nuevo, es cansado porque el trabajo que uno realiza se esfuma en instantes, por otro lado me entusiama retomar este blog, que en su momento fue para mi importante, el volver a leer las cosas que hacia hace 15 años, me ha echo pensar que he dejado de hacer muchas cosas que me satisfacían . Espero que este nuevo comienzo me llene de gratitud.
fotografia en mi taller. 2023
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