Entre las cortinas blancas.

He sentido días calurosos , donde no soportas estar en ropas, si no, quieres estar desnudo y que el mismo clima te quite el calor.

He visto como el cielo se cae y se convierte en agua con furia. Pero hay veces u ocasiones, donde uno se queja de todo; que si hace calor, malo, que si hace frió, malo, que si esta lloviendo, malo.
Hace días, donde no me callo de extraño, que hiciera frío, ya que el clima, el mundo, esta dándole la factura a la humanidad por la contaminación. Algo que me asombro ese día, era que las calles estaban llenas de neblina; era como si el cielo se bajara y estuviera caminando entre los mortales. Era La primera vez o quizá la única, que había visto este factor tan peculiar. Creo que al pensar, que quizá no volvería, a ver el clima, me hizo, disfrutar cada momento, de esos días con neblina.

Sentía el frío quemándome la cara, pero mis sentidos estaban mas alertas que lo normal. Caminar entre las calles y no ver el horizonte, si no ver todo en blanco; como si alguien envolviera todas las casas en cortinas blancas, me hizo sentir , como si no estuviera aquí, en este plano terrenal, si no, en otro lugar, como en un cuento, donde todo es ficticio con toques de realidad y roces de existencia.

Era caminar y no saber con que te ibas a topar, por ese motivo mis sentidos estaban al máximo, como en defensa de algo, pero de ¿Qué?, de los fortunous congestiones de la conciencia.

Esos días mis ganas de salir a la calle, y no estar en mi casa, se convirtieron en caprichos. Eran días asombrosos, las mañanas-tardes, vestidas de blanco, y culminar en la noche con una luna llena, enorme, repleta de luz, no se necesitaba las lámparas de la calle para caminar, si no, con el simple resplandor de esa luz que emana la luna. Una luna tan cerca de mi, pero tan lejos de mi existencia.

Esos días para mi, se convirtieron en cortinas blancas, donde querían tapar la realidad pero, se transparentaba todo; todo lo que el humano ha querido remediar, a todo lo que no le ha hecho caso; son gritos del mundo que piden auxilio, es como sabinas dijo:

“el mar es un enfermo que no se queja”.