- suéltalo, déjalo ir, adelante. El vértigo se enclaustro en tus ojos, cuando la noche te abrazo diciéndote, “es hora de morir, cierra los ojos, no olvides que viviste en la eterna dicha”. - no quiero dejarlo, no quiero olvidarlo, no quiero ya nada. Es dolorosa la ausencia cuando ya no sientes esa presencia del mundo el que te dio luz, ya no importa ver el pasado, ya no importa deslumbrar el futuro, no tenemos la vida comprada, y mucho menos el destino. - Déjalo ir, duele, lo sé, pero es mejor para tí. Mas tu, infortunio placer ególatra, carcomes y quemas el placer con una sola lágrima acida de dolor, ¿Qué más puedo hacer, si me matas a cada minuto?, ¿Cómo puedo respirar, si me ahogas con tu mal olor al desperdicio?, ¡Calla!, Ni llores , nada, ¡Calla!. - ¡Dolor!, Hay de mi, ¡tan desdichada es la vida!, ¡duele la muerte, como comerte fuego!. Hoy tal solo saben tus ojos amargos, tu piel salada de lágrimas, y tus palabras a dolor, estamos dentro de una un mundo alterno creado por tu conci...