Rédes que manejo-

miércoles, 20 de octubre de 2010

el camino fue de silencio...

Solía pararse alado mió en el camión, las 1:30 hrs. subía, sus ojos me buscaban, y se paraba alado mió, nunca sonrió, jamás me guiño, pero si sabia perfectamente que me buscaba, así fue durante dos años haciendo lo mismo, el día que no subía al camión pensaba que todo era una simple coincidencia, pero el siguiente día estaba ahí, y el que seguía y seguía, hasta que un día camine a la esquina donde se subía y lo espere hasta que me cansé… el primer día me cayo de extraño al verlo subir, era como cualquier otra persona que toma la ruta, pero algo tenía, ese misteriosa mirada que esconde secretos, paso alado mío y cruzamos miradas, no era otra cosa mas que verlo sin ninguna circunstancia, lo olvide aquel día, como a todos los que se olvidan cuando uno anda de peatón, tengo una obsesión con la puntualidad, me gusta ser puntual pero con excesos puedo llegar hasta una hora antes de la programada, me gusta reconocer a donde voy, me gusta ver las personas que pasan, pero odio que sean impuntuales, es una falta de respeto, o también sea una falta de respeto que yo llegue mucho antes de lo programado, él subía exactamente a esa hora 1:30, con sus playeras holgadas, pantalón de al menos dos tallas mas grandes de lo que es, cuerpo delgado, piel blanca, y con esos ojos miel misteriosos y perturbadores, una ocasión el sol pegaba en sus ojos, los mire y brillaban tanto casi desaparecen por la luz, casi lo dejan ciego, siempre, siempre estaba alado mió, como guardián, como custodio, como si algo me buscara, como si algo tuviera y a él le perteneciera, ¿y si fuese un ángel? me lo pregunte muy seriamente, y si lo fuese, y si solo yo lo miro, me perturbo tan solo pensar que él fuera una creación de mi imaginación, pero no era así, un día el camión iba lleno, pensé, ya no se subió, lo hizo, de repente volteo y él tratando de moverse para llegar a mi, la gente lo miraba, la gente lo movía, se molestaba por su atrevimiento de llegar al otro extremo del camión pese a la gente, me reí y me dije, no, no es un ángel, es otro más de la sociedad… aquél día Salí media hora antes de lo programado para caminar a esa calle donde se subía estaba dispuesto al menos en saber su nombre, camine nervioso, me preguntaba constantemente, y si solo es una coincidencia, y si solo se sube al camión sin buscarme y se para en ese lugar nada más porque le gusta, lo negaba todo, lo negaba, como también afirmaba cosas, llegue a esa esquina, mi corazón se salía, quería salir corriendo y tomar cualquier camión, me cansé de esperarlo, antes que llegara el camión como fantasma aparece, ¡era él!, sin ningún gesto, con esos ojos soleados, me reconoció nos miramos, pero nadie dijo nada, subimos pague el pasaje y esperaba escuchar su voz, pero él solo dio el dinero exacto, entonces me dirigí a sentarme, y lo inesperado, por fin se había sentado alado mió, miraba la ventana, reconociendo su reflejo en vidrio, me miraba, lo sentía, así que le dije, Hola, no respondió, a lo mejor no me escucho, Hola, no había ninguna reacción, hasta que con el dedo le toque el hombro le dije Hola, otra gran sorpresa, él me miró y empezó a mover sus manos, haciéndome una señal diciendo “no te escucho”, en efecto, él era sordo y por consecuente mudo, no supe que hacer, solamente le sonreí como el también me regreso la sonrisa, el camino fue silencio, con una repentina mirada, yo quería saber su mundo, como él el mió, nuestras miradas eran quizás de tristeza, al vernos que los dos no podíamos comunicarnos… el día siguiente se volvió a sentar alado mió, agarro mi mano, y con su dedo, como si fuera lápiz, escribió H O L A, yo agarre la suya y le escribí, como estas, bien me respondió, como te llamas, Adán.. todo era distinto, sus dedos delgados y suaves, su calor de la mano, la delicadeza con que me escribía, me dolió, así pasaron los días hasta que los dos desaparecimos de esa ruta, yo terminaba la escuela y empezaba otra, el quizás maduraba su pubertad, siempre lo tuve en mis memorias, como un recuerdo tierno, como un recuerdo que jamás se olvida, uno suspira…

2 comentarios:

Mayte dijo...

Un suspiro de belleza...lleno de vida en la memoria.

Besos dulces niño.

Muegano. dijo...

Coincidencias, suspiros, historias que nos marcan, es tan increíble muchas veces el camino...

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