
Lo confieso; podría ser tú padre
o la costilla rota de tu cuerpo
el amante que escondes tras tu puerta
o el pequeño secreto que te atormenta.
No me dejan mirarte a los ojos
enamorarme de esos amarillos tostados
de los pequeños labios carmesí
o de tu inocente risa de niño.
No lo haré si tú no quieres,
yo te amaré a mi manera,
diré que eres lluvia, nube,
árbol o un viento cualquiera.
pero te confieso juvenil cuerpo
que es pecado amarte hasta las costillas
tocarte la perla piel de tu locura
besarte el corazón que expones cuando me miras
No describiré tu cuerpo
como un preciso teorema,
algunos de tus amantes
recordarían tus rectas.
No me dejes que te ame delante de mis pinturas
Porque es lascivia verte el pecho descubierto
Y quererte comer abrazos los pulmones
Que asfixian la boca que desea amarte
No importa, te guardaré
lejos de la boca blasfema.
Seré el espejo en la noche,
luz que escribe en las tinieblas.
Fotografía: Dibujo 2, lapíz sobre opalina por Dídac.
3 comentarios:
De lo mejor que te he leído, me ha gustado tanto que me quedo sin palabras...muy muy bueno Niño.
Un beso grande y disfruta del fin de semana!
Coincido con Mayte, es hermosísimo yo me derretiría si alguien me dedicara tan sólo la mitad de un poema así y es también algo que alguna vez hubiera querido expresar pero no supe como.
Conmovedoramente hermoso.
Un beso Dídac querido.
Areko
Genial...cuantas veces no he sentido eso que tú narras...
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