Así transcurren mis ocasos, con el primer acorde
de un andamio oxidado tan verdoso quemado
por una campana vieja que rechina a las 6:00 en punto
en círculos verdes olivo, en contrastes de un naranja y rojo
retumban como tambores y desaparecen en una risa tierna
de aquella niña sentada en la banqueta con su muñeca desvalida.
En la esquina, perros que le dicen al mundo con sus
ladridos torpes que solo ellos entienden, que el mundo
cambia y no nos damos cuenta en círculos tormentosos
azabaches y faustosos carmines dan otro color al
no-color del paisaje.
No existe el silencio en mis ojos, siempre en tambores
circulares siempre tan cambiantes aparecen en notas
y en acordes con colores peculiares.
Cuando no hay notas musicales, la oscuridad y en el
silencio un rojo como velo que acaricia la noche
en azul índigo eléctrico en todas partes como si fuera
el faro incrustado que ilumina los caminantes en las
amalgamas de las personas, las risas juveniles de naranjas
en aquellos que han dejado los dolores en el tocador,
violetas en los tristes, los rojos en los aventureros
cada uno es un mosaico, un código traducible
una perfecta sinfonía-muda caleidoscópica.
Salir a las calles en este mi mundo
donde siempre están todos queriéndome decir algo
ignorarlos no puedo, pero tampoco puedo tomarles
atención.
La Muerte tiene un sonido escandaloso que muchas
veces se confunden con un llanto, el color es mas horrible
que su acorde, es un adagio palpitante, un Beethoven en agonía
cambia de colores de oscuros a claros tan rápido que uno
solo ve un blanco solidó, espeso, en aquellos azabaches ojos
del finito, fulminable, cegador, así como la luz, furtiva
frágil, esta y no-esta, sin tiempo todo termina en un
horrible blanco.
La vida, los que respiran, le llamo los calidos
un árbol se deja mover por el viento, le tiene confianza
a aquella corriente que lo mueve, le quita lo que le estorba,
es monocromática sus acordes, sus notas, como pequeñas
sonatas en pequeños y diminutos puntos de cristales de colores
son amarillos-violetas, naranjas-rojizos, azules chiclaminos
el viento es el trovador y su instrumento es aquel árbol aferrado
a la tierra, o la cadena que constantemente choca por el perro salvaje
que anclado a su naturaleza muere.
Fotografía; Dibujo de CRAN para la antología poética
"Espasmos Mentales" de Dídac
2 comentarios:
LAmento mucho que este ausente, la escuela me ha consumido como tambien los poryectos que ando realizando, se avesinan dos exposición que si bien, no son en lugares "convencionales" serán una muestra de mi talento... también la publicación de mi antología que anteriomente he mencionado, esta en proceso, no es porque no quiera poestear, es porque alla en el mundo me tienen ocupado, espero regresar al ritmo de antes en mi blog.
Saludos y abrazos a todos!.
Y vibras con el mundo niño...cuenta con mi presencia aunque sea a la distancia, pero de Alma, junto a ti en cada proyecto, me alegraré por ti y tu gran talento, poesía, imagen, maravillosos, como siempre.
Ah! espero la reseña de los eventos eh...
Un abrazo :D
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